Tenía 9 años cuando mi familia se mudó por segunda vez de país y en esta ocasión para nunca más volver.
Por esas cosas de la vida nos prestaron una casa donde vivir por mientras nos acomodábamos en esta nueva vida.
Era una casa de madera, el frío entraba por cada una de las rendijas y el craqueo de las paredes te hacía sentir como si de un pronto a otro el techo se fuera a caer.
La casa estaba ubicada en un potrero, que es una especie de mini granja.
No había servicio sanitario como lo conocemos pero teníamos tele :) y vaya que eso era mucha ganancia por aquel entonces.
Pasaba muchas horas viendo las caricaturas del momento, el Bobby’s World, Zazoo U y por supuesto mi favorita: Beetlejuice.
Recuerdo el capítulo de los “Skeletons in the closet” con mucha nostalgia porque cuando eres niño crees todo lo que ves en la tv, incluso cuando alguien te dice que si mientes te aparece un skeleton in the closet.
Beetlejuice era mi razón y mi escape de la realidad que tenía en ese momento, yo vivía muy alejado de mis compañeros de la escuela y ese primer año casi no tuve amigos, así que tuve que inventarme unos imaginarios para no tener que pasar tan solo por tanto tiempo.
Muchas veces intenté probando llamar a Beetlejuice diciendo su nombre 3 veces pero nunca pasó nada. Aunque he de admitir que lo hacía con miedo que un día de verdad apareciera.
Beetlejuice, Lydia, Ginger, Jaques, The Monster across the Street eran mis compañeros, mis amigos, los que me hacían reir cuando mis amigos de la vida real ya no estaban cerca mío.
Soñaba con visitar aunque sea una vez el Neitherworld y pasarla tan bien como lo hacía Lydia y suprimir aunque sea por un rato el aburrimiento.
Sin embargo hoy creo que todos esos sueños sin cumplir, momentos solitarios y burlas que sufrí fueron lo que me hizo ser quien soy: una persona llena de anhelos y metas, reservado con ciertas cosas, todavía con amigos imaginarios, que espera con ansias la mañana para levantarse y salir a caminar con su perro, pero lo suficientemente feliz como para escribir este blog.